viernes, 3 de julio de 2009

Capítulo 2: El fin de una fantasía de infancia que se convirtió en el inicio de otra regresión infantil

En la misma mañana que Tom se escapó de casa había un hombre dispuesto a triunfar en Nueva York, por fin su sueño de viajar a la gran ciudad se había hecho realidad, él también había vivido durante toda su vida en Manhattan, y ahora quería comenzar la facultad en un lugar donde tuviera más posibilidades de prosperar, tanto profesional como personalmente. Quería demostrarse a sí mismo que podía valérselas solo, y lo tenía clarísimo, había traído dinero suficiente, que había ahorrado desde su niñez, para instalarse cómodamente en la ciudad de sus sueños. Se había permitido el lujo de volar en primera clase, un pequeño caprichito que le hacía modestamente feliz, solo pretendía hacerlo una vez en la vida, y con aquello ya estaba contento. Quería triunfar como el que más, pero no se hacía demasiadas ilusiones. No quería frustrar todos sus sueños tan pronto como se le acabara un plan para sobrevivir sin la ayuda de nadie, así que se puso a buscar apartamento. Quería comprarse un pequeño pisito de soltero, al fin y al cabo se lo podía permitir y resultaba más cómodo ya que pagando continuamente alquiler se le terminaría agotando el dinero que tanto le había costado ahorrar. A ser posible le hacía ilusión un ático, muy iluminado; no sabía exactamente porqué pero un piso pequeñito le hacía sentir mucho mejor que uno grande. Le resultaban incómodas las estancias grandes y vacías, y también los espacios abiertos y despejados; es posible que fuera un poco agorafóbico, pero no le resultaba un problema grave.
Se encontraba mirando en un escaparate de una inmobiliaria que no tenía muchas viviendas, y no eran muy lujosas, después del viaje en primera clase tampoco se podría permitir muchos lujos a partir de ahora. Tenía que pensar también en que tendría que buscar un trabajo a tiempo parcial compaginándolo con las clases para mantener su nivel económico. Venía con la cabeza bastante amueblada, y muy concienciado de todo lo que tenía que hacer. Aún así la vida le sorprendió. Sonó el teléfono, tenía puesta una música que se habría descargado de internet, seguramente; y se notaba que acababa de ponérsela, ya que tardó en reconocer su propia melodía debido a que no estaba acostumbrado a ella. Cuando se dio cuenta se apresuró a coger el teléfono, era su madre. Contestó con su habitual voz dulce, y un poco demasiado acaramelada, según decían los que le conocían. -¿Diga?- Preguntó al aparato como si no conociera el destino desde el que se efectuaba la llamada. Al oír su voz su madre se emocionó y rompió a llorar – Hijo, ¿estás bien? ¿No te ha pasado nada? Espero que la gran ciudad te trate como te mereces; mira, ya sabes que tu padre no quería decir lo que dijo, y está muy arrepentido, te echamos de menos, perdónanos hijo, vuelve a vernos pronto, tu padre se alegrará mucho.- Él, a pesar de que la llamada le conmoviera notablemente, la esperaba con impaciencia, aun así no le tembló la voz, no quiso que lo hiciera; se mostró firme, ya era un adulto, tenía que afrontar los problemas con la serenidad de un adulto. –Sí mamá, cuando termine el trimestre iré a pasar las navidades a Manhattan, ¿vale? Dile a papá que no se preocupe, que es agua pasada, no importa, gracias mamá… sí estoy bien,… gracias, adiós.- Dicho esto colgó el teléfono, y es que antes de irse había tenido una discusión muy fuerte en casa.
Cuando su padre llegó pronto por la mañana de su turno de noche, era guardia de seguridad de un museo, le había pillado haciendo la maleta para marcharse. Él, desde un principio no había aprobado la actitud de su hijo, y le negaba la estancia allí por su parte, él alegaba que el motivo para el que iba allí era depravado y anticristiano, aunque sabía que su hijo no era católico ni cristiano ni practicante, para él, devoto laico que iba a la iglesia todos los domingos era decir mucho. Él opinaba que todos los enfermos y depravados sexuales como su hijo iban a Nueva York para aprender un oficio de mariquitas que no les serviría para nada en la vida. En su aliento se notaba el olor a vino que había necesitado para quedarse despierto toda la noche, en efecto, medio ebrio y diciendo claramente todo lo que pensaba acerca de su condición sexual, y todos los de su calaña, prácticamente había echado a su propio hijo de casa. A su hijo, sin embargo le traía sin cuidado lo que su padre pudiera pensar de él, ya que había vivido toda su vida con la culpa que su padre le hechaba de todo.
Volvió a fijarse en los pisos de la inmobiliaria del escaparate, cuando de repente notó un tirón. Le acababan de robar la mochila. Cuando se recuperó del entumecimiento, tan solo unos segundos más tarde el ladrón ya corría calle abajo, y el chico, con una mezcla de terror y odio en el blanquecino rostro salió corriendo detrás de él. – ¡Eh, tú, devuélveme mi bolsa! ¡Al ladrón, al ladrón!- Él seguía corriendo, notaba el gélido viento en la garganta al respirar aire por la boca, tenía asma y se estaba ahogando. Le faltaba poco para atraparle, tenía las piernas largas, y en esa situación tenía una gran ventaja, si no fuera por aquello. No se podía creer que la gente fuera tan poco solidaria, es que ni siquiera se inmutaban, no se fijaban en la vida de los demás, ni si tenían problemas, ni si podían hacer algo para ayudar a los demás. Simplemente no se metían. Manhattan no era un pueblo hogareño donde todo el mundo tenía en cuenta a todo el mundo, sin embargo eran más cálidos y más amables, sin duda. A todo esto él seguía corriendo, atravesando parques, calles, avenidas…; prácticamente ya lo tenía al alcance, pero justo cuando fue a alargar un brazo para atraparle y hacerle devolver lo que era suyo se desplomó en el suelo, en plena calle.
Se llamaba Jack Wells, y tenía veinte años.
Despertó en la cama de un hospital que no conocía. Pensó que todo había sido un sueño, y le chocó no despertar en su cama de Manhattan; luego cayó en la cuenta de lo que le había pasado. Al lado de la cama había un hombre, sentado en uno de esos incómodos sofás de skay de los hospitales. Era un chico alto, se veía a pesar de que estaba sentado, rondaría más o menos su estatura. Un metro ochenta, o setenta y bastante. Tenía el pelo negro y corto, no destacaba para nada en eso, sin embargo sus ojos sí, el color de sus ojos estaba como difuminado, era indefinido, una mezcla entre verde y azul; este sonrió a Jack. Cuando le sonrió, notó que tenía las mejillas rosadas y la piel muy blanca. Con esas pintas Jack pensó que un inglés recién llegado a Nueva York se acababa de compadecer de él. –Vaya, veo que te has despertado por fin- No era una voz inglesa, Jack lo notó, sonaba más bien de donde se había criado él. Aunque era prácticamente imposible que una casualidad tan grande se hubiera dado en esa situación. La absurda idea azotó sus pensamientos, le hizo gracia y se echó a reír. –Eres de Manhattan ¿verdad?- Le dijo al chico que le había rescatado –Yo soy Jack Wells- Le tendió una mano. El chico no se la estrechó –Sí, soy de Manhattan, y sé quién eres, te conozco.- Jack apartó la mano y frunció el ceño. –Venga, te escucho.- El chico se extrañó –Vaya, no pensé que te habrías olvidado de mí; soy Tom Barris, íbamos al mismo instituto; un año coincidimos en clase, robamos un examen juntos.- Tom se echó a reír, entonces Jack cayó en la cuenta. –Por supuesto que me acuerdo de ti, tú eres el que se meó en los pantalones cuando robamos el examen, ahora recuerdo porqué nos pillaron.- Por un momento Jack dudó y desconfió al mismo tiempo – ¿Porqué me has ayudado? ¿No tenías cosas más importantes que hacer?- Tom acachó la cabeza. –Acabo de llegar esta mañana, te vi tendido en el suelo y me sorprendió que nadie se sorprendiera.--¡Qué casualidad!, yo también he llegado esta mañana, estaba buscando piso cuando me han robado mi mochila, y no tengo ni el dinero, ni el inhalador, ni nada, así que me ha dado un ataque de asma. Al menos pagué antes mi matrícula, menos mal.--No te preocupes, el médico ha dicho que en cuanto te despertaras y te encontraras bien ya te podías marchar, el alta te está esperando en la recepción. Por cierto, yo también busco piso, podríamos buscar uno juntos, ¿no te parece? Yo me he escapado con un poco de dinero, supongo que será suficiente, no es demasiado, pero podríamos apañárnoslas.- Jack le sonrió, se le iluminaron los ojos y mostró su perfecta y blanca dentadura. –Como para decir que no, me he quedado sin nada-. En cuanto Jack se vistió marcharon hacia la recepción, y de allí a buscar un piso.- ¿Qué estudias?- Le preguntó Tom interesado - ¿Cómo?- Le respondió Jack al no entender.- Has dicho que al menos habías pagado la matrícula, es la de la universidad, ¿no? ¿Qué estudias?- Ah, perdona, no había entendido… Bueno, en realidad es una escuela de cocina. ¿Y tú de qué huías? Has dicho antes que te habías escapado.-He huido de mi noche de bodas, no lo tenía caro, y me he dado cuenta de que casarte con una fantasía de la infancia no es ni la mitad de bueno de lo que parece.-Vaya, dicho así suena muy erótico, cuéntamelo por el camino, hasta que lleguemos hasta una inmobiliaria decente…-Está bien, yo desde el instituto estuve enamorado de Dayanne Marries, la hija de papá de aquel ricachón al que envidiábamos todos. Entonces ella se tenía que casar rápido para heredar y quedarse con el negocio familiar, y cuando descubrió que me gustaba, su padre me pidió que me casara con ella, porque así no tendría que darle la fortuna a su otra hija, que era una tirada y se había casado con un drogadicto en Houston. Así que ayer nos casamos y hoy me he dado cuenta de que todo había sido un error.-Pues que suerte, hay gente que tarda años en darse cuenta. Y tú no te andas con chiquitas, ¿eh? Apuntabas demasiado alto, era demasiado perfecto para que todo fuera perfecto.Entonces llegaron a la inmobiliaria. Vieron el ático luminoso que había visto Jack en el escaparate y lo alquilaron, pero se tendrían que buscar la vida para pagarlo otro mes, porque se habían quedado casi sin dinero.Tom decidió que de momento él se pondría a trabajar, y así podrían pagar el alquiler sin tener Jack que interponer el trabajo en sus estudios. –No sabes lo maravilloso que eres. Oye, cualquier cosa que quieras me la pides, de veras, lo que quieras. Te quiero, te quiero y te quiero macho.- Prácticamente se puso a llorar, y le abrazó tan fuerte que cayeron los dos en la cama de Tom. Jack aún tenía lágrimas en los ojos cuando Tom cayó en la cuenta en ese momento de lo importante que era para Jack su carrera profesional, entonces le preguntó –Mira, hace tiempo que no nos vemos, hemos tomado caminos distintos y podría decir con total seguridad que casi no te conozco, aun así quiero preguntarte ¿Tú por qué quieres hacer lo que haces? O sea ¿Cómo es que te vuelcas tanto en esto? Solamente es una carrera para un trabajo, no puedes vivir para trabajar. Solo tienes que trabajar para vivir. ¿No?- Jack dejó de llorar y se secó las lágrimas, se sentó a su lado y le hizo un gesto para que se incorporara, acto seguido se levantó y le pidió que le siguiera, se fue a la cocina y Tom le acompañó. –Quiero que mires atentamente todo lo que voy a hacer, y quiero que lo valores todo.- Entonces se puso a cocinar con lo primero que vio en la cocina, un trozo de lomo. Cortó verduras, cortó hortalizas las aliñó, hizo una salsa con aguacates que encontró en un frutero, hizo el lomo a la plancha y puso la ensalada en redondo dejando un hueco en medio para ponerle el lomo, luego encima le echó la salsa por encima de este. – ¿Qué te parece?- Le dijo –Sinceramente, pruébalo si quieres- Tom lo probó, estaba delicioso – ¿Qué me quieres demostrar con eso? Si que está bueno, y es original. ¿Cómo se te ha ocurrido hacer todo esto de un simple trozo de lomo?- Jack le miró con cara de suficiencia. –Precisamente esto. Para mí, lo que te estás comiendo no es un trozo de lomo, te estás comiendo mi obra de arte. La cocina es un arte efímero, aun así yo disfruto con él, por eso me quiero ganar la vida así. Cocinar es como una droga y yo simplemente me he enganchado a ella.- Se apoyó en la barra que separaba la cocina del salón. –Pues espero que tu droga me alimente a mí también, porque este lomo me ha gustado, así que de ahora en adelante cocinas tú- rió Tom.–Perfecto-contestó Jack –Entonces tú haces la colada, ¿no?- Tom asintió –Lo que sea por mi cocinero favorito- Le dijo sonriendo. –Oye, pues podríamos salir esta noche por ahí, ¿no? Así nos conocemos un poco más ya que vamos a compartir el piso y tal.-–Por mí perfecto, pero no quieras llevarme a un sitio gay de esos tuyos, ¿eh?- dijo irónicamente. –No lo haré, no te preocupes, pero que conste, que no lo hago porque aún no conozco ninguno, que sino ibas listo- Los dos cogieron las chaquetas y salieron riendo por la puerta.

4 comentarios:

  1. La idea general me ha gustado, pero si me lo permites, he encontrado varios errores:

    -Te recomiendo que cambies "la ciudad" de origen y todas las demás referencias de Manhattan como ciudad, ya que este es no es más que uno de los 5 distritos de la ciudad de Nueva York, no es para nada otra ciudad. Es como si dijeras que Jack se ha mudado del Carmelo a Barcelona.

    - << En su aliento se notaba el olor a vino que había necesitado para quedarse despierto toda la noche.>> No es lo más lógico utilizar vino como revitalizante, yo te recomendaría que dijeras que el aliento le apesta a café, RedBull o cualquier otra bebida excitante pero no vino. El comportamiento que ha tenido o lo que ha dicho podrías achacarlo a la falta de sueño que le ha llevado al mal humor...

    - El hecho de que ahora Jack no tenga nada de dinero y Tom vaya a trabajar para pagarle todo parece bastante surrealista...
    Podrías decir que le robaron una gran suma de dinero efectivo pero que conserva otra parte en su cuenta bancaria y que por lo tanto ambos van a colaborar en los gastos comunes, al menos hasta que Jack pueda ganar dinero.

    Continuando escribiendo, lo haces muy bien ;)
    Hasta otra.

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  2. Asias x el konsejo ^^.

    -El 1o lo ntiendo XD. Pro es una maneraq d dcir k salieron d un lugar más pequeño en donde se conocian la mayoria para ir a un lugar que economicamente no fuera imposible (Tienen una economía mediocre)y que fuera muy diferente a su entorno habitual.

    -Siento rebentarte la sutileza pero el padre de Jack es alcoholico, y no es cansancio lo que precisamente siente en ese momento. Los alcoholicos "necesitan" el alcohol en el organismo para hacer funciones básicas así que el hecho de que no duerma es el propio mono.

    -El hecho de que Tom se fie de Jack cuando este se queda sin dinero es lo que demuestra su inocencia, a pesar de la edad; eso es el número 1, el número 2 es que se conocen y encontrar a un conocido en un lugar donde no conoce a nadie para él es suficiente como para fiarse de él a toda costa, sé que no lo pone, pero pongo la mano en el fuego que si la historia hubiera sido al revés Jack no habría pagado nada él solo y ni siquiera habrían sido compañeros de piso.

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  3. X cierto a ver cuando te viens pr aquí que ya se te hecha de menos jeje.

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  4. Visto así el 2º y e 3º parece mucho más claro jeje

    Pero el primero apesar de lo que dices sigo viendo un error.
    Lo único que quería decirte es que Manhattan no es una ciudad, es un barrio de la ciudad de Nueva York.
    Entiendo lo que quieres decir...que venian de un lugar más pequeño y todo eso...pero podrias decir que vienen por ejemplo de Palm Springs (California), no es un lugar demasiado grande, con lo cual es facil que se conocieran...ademas Jack fue en avión...y EN 1ª CLASE xd para una distancia de unos 5km maximo xD...yo para eso suelo coger el metro o el bicing jajaja

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